RELATO DE UN HOMBRE SOLITARIO
Lo encontraron con la cabeza encima de la mesa que usaba de escritorio. Recostada encima de su diario, ese diario íntimo y personal que nadie sabía que tenía. Hacía días que nadie sabía nada de él. No había salido de casa, eso decían sus vecinos, ni se oía ruido, ni contestaba a las llamadas a la puerta ni al teléfono. Solo quedaba que algo debía de haberle sucedido. Y así fué como aquellos vecinos, cotillas en su mayor parte, decidieron llamar a la policía por si acaso le hubiera sucedido algo. Y así fué, su cuerpo yacía inerte, sentado en la silla, con su cabeza encima de su diario. Lo último que había escrito era: "me voy como lo que siempre he sido, un hombre solitario". Así, de esta forma tan escuenta cerraba la última página del diario de su vida, justo el mismo último día que lo habían visto salir de casa. Y claro, corrieron los rumores: "Se ha suicidado", lanzaron al viento de los que los querían escuchar los cotillas que no dudaron en avisar a la policía po