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Mostrando entradas de septiembre, 2011

HUMBERTO GACIO (en memoria)

El pasado día cinco de enero, víspera en muchas personas, sobre todo los niños, de un día mágico, a mi me daban una mala noticia.. Un cliente se pasaba por mi oficina sólo para decirme que antesdeayer falleció Humberto Gacio. Seguramente para muchos su nombre es desconocido. Para mi lo era hasta hace un par de años en que lo conocí. Este gran hombre que ya superaba los ochenta años fue uno de los periodistas radiofónicos más reputados de Sevilla, Andalucía y España. Hizo casi toda su carrera radiofónica en La Cadena SER, de la cual, por cierto, no he oido el menor comentario sobre su fallecimiento. He dicho que era un gran hombre y hasta hoy, ya no sólo por mi conocimiento de él, sino por el conocimiento que han tenido de él otras personas, de las cuales siempre han salido palabras respeto y admiración hacia este hombre. Estaba dotado de una voz potente, sin acento, llena de bondad. Era un hombre de una gran cultura y excelente conversación, con el cual no me importaba perder par

LUCES DE PENUMBRE

Luces de penumbra recubren tu desnuda piel, ansiosa de caricias, de los dedos que la recorran con aquella sensualidad que siempre te sumió en los cielos del placer. Y los sentidos despiertan, se sumergen en mares de placer y ternura, afrodisiacos perfumes que te hacen temblar en el calor álgido del placer desbocado. Te contorneas en suaves vaivenes de lujuria, entre besos y juegos que embrujan tu ser hasta deshacerse en jugos de placer que desbordan el alma. Un humo azuleo viaja tras el baño de amor hacia el azul cielo, cantos de pájaros ambientan tus sentidos que ahora reposan somnolientos de placer.

BRUMAS DE NIEBLA

¿Por qué mis ojos se ciegan? Son los mismos de ayer, pero hoy ven menos que ayer, ¿más que mañana? Giran mis órbitas en la bruma que esconde todo aquello que se llama belleza. ¡Me he perdido! No sé el camino, mi vida está sepulada en un obelisco de oro, 'ya no vale la plata! En mi tumbre me ahogo en el cara a cara que sepulto con el olvido. Quiero...¿qué quiero? Sólo quiero ser yo, el de alma apasionada, el poeta perdido en su tumba, el hombre que nunca creció ni quiere seguir siendo un niño. Niebla, ¡abrazame, niebla! No me sueltes, me podría perder y no saber volvr a mi ruta, aquella que no existe, las que se pierde indómita en el mar de suaves olas que crecen entre nieblas de nécoras y corales.

¿DONDE VUELAS ILUSION?

¿Dónde vuelas ilusión? ¿Por qué te alejas de mi? ¿Qué te he hecho para que me abandones sin cita previa? Cae el rayo y el estruendo del trueno avista un relámpago que ciega mi vista de pájaro doliente. ¿Te volveré a encontrar, ilusión? ¿Volverás a mi para que renazca mi sonrisa? ¿Sabré trazar el rumbo de mi vida solitaria por tenebrosas sendas embrujadas? La noche me atormenta y el día me ciega, ¡senderos de gloria que aun no hoyé! Y en el camino sólo quedan cadáveres que petrifican mis pasos.

HAY UNA SOMBRE BRENTE AL MAR

Hay una sombre frente al mar de perdida mirada, tibia, inocente, que desconsuela olas y seca arenas de playas extinguidas, entre surcos de lluvia y alas de gaviotas sobrevolando el cielo. La sombre, oscura como la noche no anda, no camina, no se mueve, sólo llora. Y mientras. el faro palidece, su luz se convierte en muerte y sus rayos en luceros que indican el camino al abismo de tormentas inagotables y tempestades irrepetibles, ¡el aliento es jadeo y la lluvia pusilánime! La sombre muere, ahogada en la orilla, ya no llora.

ALPUJARRA

¡Alpujarra! Donde el cielo encuentra el infierno, allí donde el azul de ese cielo indescriptible se une en el fonfo marino, lejano, legañoso, indescriptible, a un verde de barrancos que descienden hasta el infierno. Tu sobriedad enamoraría a cualquiera, menos a mi, que he visto cimas más altas infiernos más temibles y desdichas que me confundieron hasta ahogarme en tu mar que mira la blanca nieve. Rebasé tus cimas de oro, de deslumbrante azul, cielo, hogar, calidez, y caí hasta tus infiernos, calor, hoguera, muerte, que abrasaron mis sentidos y los hirieron de muerte porque los amé. ¡Alpujarra! Moro nombre para la invencible fuerza de una naturaleza que combina colores y mata, o revie milagrosamente lo que toca con su manto de sueños dorados y azules de tul.