RELATO DE UN HOMBRE SOLITARIO

Lo encontraron con la cabeza encima de la mesa que usaba de escritorio. Recostada encima de su diario, ese diario íntimo y personal que nadie sabía que tenía.

Hacía días que nadie sabía nada de él. No había salido de casa, eso decían sus vecinos, ni se oía ruido, ni contestaba a las llamadas a la puerta ni al teléfono. Solo quedaba que algo debía de haberle sucedido.

Y así fué como aquellos vecinos, cotillas en su mayor parte, decidieron llamar a la policía por si acaso le hubiera sucedido algo. Y así fué, su cuerpo yacía inerte, sentado en la silla, con su cabeza encima de su diario.

Lo último que había escrito era: "me voy como lo que siempre he sido, un hombre solitario". Así, de esta forma tan escuenta cerraba la última página del diario de su vida, justo el mismo último día que lo habían visto salir de casa.

Y claro, corrieron los rumores: "Se ha suicidado", lanzaron al viento de los que los querían escuchar los cotillas que no dudaron en avisar a la policía por el mero hecho de poder hacer lo que saben: meterse en la vida de los demás. Y el rumor corrió y la gente se lo creyó, porque claro...era un hombre solitario y nadie podría salir en su defensa.

Pero la veradera historia, la que nadie supo, se escribió en un lapidario certificado de defunción, obtenido tras realizarle la autopsia:"Persona de mediana edad, 1,75 metros, 50 Kgrs. de peso. Causa de la muerte: Insuficiencia cardiovascular. Motivos: Se le ha detectado síndrome de inmunodeficiencia adquirida y tumoraciones que afectaban a ambos pulmones".

El hombre solitario se había ido como llegó, solo y sin nadie que lo acompañara en su triste adios, con su cultura, su música y su saber, que casi nadie conoció.

En su entierro solo acudieron algunas personas, pocas, mientras que esos cotillas seguían haciendo su propagadan, se les olvidó que su vecino iba a ser enterrado. Mientras, alguien, muy lejos, lloraba su triste partida, quizás tan solitario como él...

Esta historia no es real. Está basada en algunas cosas reales, pero todo ha sido tergiversado de manera que acaba en una pura invención de mi mente.

Pero si quiero dedicárselo a una persona. Mi amigo, mi hermano, mi todo, se llamaba Juan, pero mientras vivió fué mi gran paño de lágrimas, por desgracia, ya hace años que me abandonó. Juan...va por ti...porque hoy te sigo recordando.

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