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Mostrando entradas de enero, 2016
XY EFECTOS EXTRAÑOS Se llama León y ha llegado a la mitad de su vida, aproximadamente, claro. Él aspira a vivir muchos años. Su niñez no fue normal. No era el típico niño al que le gustaba jugar a la pelota, al fútbol o a los juegos más o menos violentos que jugaban los niños en aquella época, ausentes aun de plays Station, de X-Box y viedeo juegos con su cierta dosis de violencia. No, a él le gustaba jugar con las muñecas Barbie que su hermana coleccionaba sin hacerles demasiado caso. Él no sabía que tenía un problema hasta que no llegó a su adolescencia. En ese momento en que se descubren las verdades de la vida se le presentaban ante su vista situaciones que sabía que no eran las lógicas y normales que veía en todos sus compañeros de instituto. A León no le gustaban las mujeres y cuando se hablaba de sexo sólo sentía atracción por los hombres. Ella es Julia, también está entrando en la madurez. Ya no es una niña, lo sabe, pero no es tan mayor como para sentir que ya no es a
BURBUJA CERCANA Cuando la noche se va convirtiendo en eco de sueños, respiraciones que se apagan, murmullos que viven del engaño al silencio, avariciosos cuerpos que se recrean en el arte de amarse, entonces, sólo entonces, el sueño es el amo de los sentimientos. Los ríos incrementan sus cauces de flujos, los torrentes de vida que se mueven a golpe de vaivén marinero, de flexibles compases de bailes y acompasadas y rítmicas melodías que invitan a soñar, a amar, a vivir, sudan  el placer dado. En esos instantes, donde sólo la oscuridad ve, cuando los cuerpos se rozan, los gatos maullan la llamada del sexo, la sonrisa invade al hombre y la mujer, la grosera mirada del deseo, la flecha que Cupido lanzó y se clavó en los corazones, el ángel del infierno que vislumbra lascivia, que silencia el mar, que manda alumnbrar a la luna los cuerpos desvestidos, que refriega su sexo en busca de lo perdido, envuelto en sudores de dolor, clama su discurso sordo. La ciudad duerme. El silen
EL RELAMPAGO DE LA ETERNIDAD Se abre el cielo, las negras nubes dejan lugar al amarillo fuego del amanecer. Largos y solaces alargan sus cadenas brazos candentes. El negro se camufla en extensiones de azul, intenso y eterno, lividinoso, escurridizo, trapecista sin cuerdas del amanecer dorado. Entretelas de espuma gotean las orillas, mansas en la calma. El vínculo se recrea, dócil, errante, presto, al donaire de su luz entre cobardes oscuros, la manta que transpira flores de primavera. Las lágrimas se derraman en copiosas lluvias. Opacos, turbios, llorosos los ojos se desorbitan, así fluye el relámpago, hasta cicatrizar el pánico, la efímera sonrisa de la vida, el supremo grito de libertad, el aullido que precede a la explosión de la vida. LUIS DE DIEGO AGUILA
LA MIRADA PERDIDA Despierta el día y se abre la mirada. Ojos somnolientos, legañosos, ávidos de vida observan con afán de vida  la ttransmutación de la noche en día. Se levantan los borrones del sueño, las moscas que aletean el dormir para trocarlo en mástiles de marionetas. ¡Ahora ya si! La mirada ya no repara en nubes, en noche, en bálsamos que cierran los ojos y muestran los sueños que mueren en la oscuridad. ¿Dónde muere la noche y renace el día? Se apoltrona la vista en mágicos ojos que todo lo ven y todo lo expresan. Sobre refinadas y desvestidas figuras se pasean los ojos vidriosos, la carne llamativa y tersa, ¡la belleza! El corto recorrido del deseo y el sexo que maulla, cual gato perezoso, el deseo contenido, las formas tibias y los labios que se juntan en deseosos besos. La noche confunde. Los ojos se cierran, ¿es la muerte que llega? O es solo el preludio de la vida eterna, la que espera un mañana que renacerá al abrir los ojos, el cándor de
VUELOS VIAJEROS ¿Las habéis visto? Volaban libres, valientes. ¿Véis su viaje agotador? Desde la nada al todo, vaivenes de tierra y mar que siembran de alegrías. ¿Conocéis su sexo, su amor? Se besan en secretos actos, se aman en el silencio del vuelo y dejan que sus alas sean llevadas por un camino que desconocen de conocido y reconocido. ¡Vuelan!, sin pudor ni miedos. Sus ojos ven mares de todos los colores del arco iris, conocen tierras perdidas, conocen tierras deshechas, conocen la paz y la guerra y sin querer combatir mueren. ¡Vuelan! ¡Atraviesan continentes! Dejan restos en estelas invisibles que atraviesan el sonido. ¿Aún no los habéis visto? ¡Dejadlos! Ellos os encontrarán en el resplandor de la tormenta. Las sinuosas curvas de la vida los atraparán en trampas mortales, y los matarifes cumplirán el trabajo encomendado: ¡matar! LUIS DE DIEGO AGUILA
LA CITA                                                      A Manuel Moya  No recuerdo como llegamos a encontrarnos. Los caminos del señor son inexcrutables reza en algún lugar.Es cierto. Creo recordar que llegué a sus escritos a través de amigos de amigos. Digamos que teníamos amigos en común a los que también les gusta escribir y que nos hizo coincidir en algun momento de mi vida por Facebook. Tampoco sabría explicar porque le pedí la amistad. Supongo que al leer las cosas que publicaba me gustaron y eso me animó a hacerlo. Me sorprendió que me la diera, eso si lo debo de decir y me sorprendió porque un hombre, un escritor de reconocimiento a nivel autonómico y nacional como él le diera la amistad a un simple aprendiz de escribidor como yo decía mucho en su favor y de su persona.  Durante un largo tiempo nos hemos leído, nos hemos comentado escritos y he ido aprendiendo de quien sabe enseñar. No es el único maestro que tengo, pero algún otro lo tengo al otro lado del charco y