ASESINATOS EN OSLO VIII
La mujer con gafas de sol y un pañuelo tapándole el pelo pedaleó por aquel parque con tranquilidad, sin dirección ni rumbo determinado. En los países nórdicos es una tradición montar en bicicleta, casi lo anormal es que alguna familia no disponga de una bicicleta por cada miembro de la misma. En su lento pedalear iba fijándose en todos los detalles del parque. Los niños jugando, las madres que los acompañaban, sentadas en los bancos, charlando animadamente, los columpios donde los niños se montaban y se desmontaban constantemente, siendo sustituidos por otros en el momento en que se bajaban de los mismos. También observó a las parejas de enamorados, sentadas en lugares más solitarios, donde los besos volaban de boca a boca, o las charlas, acompañadas de risotadas y guiños. Sin embargo, nada de todo esto parecía llamar la atención de aquella mujer. Seguía pedaleando y mirando, como si nada le llamara la atención, mientras ella, interiormente se hacía una fotografía del lugar. Observaba