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Mostrando entradas de 2016
LAS MASA DE LAS CROQUETAS Cuando Sagrario se despertó, cuando consiguió despabilarse y quitarse de encima la pareza que la embriagaba al abandona r el sueño reparador y entrar su cerebro en ebullición de un nuevo día, se dio cuenta que no estaba en su cama. Fue lo primero que pudo observar, que estaba en una especie de celda de extraña prisión. A continuación observó que estaba casi completamente desnuda, vestida sólo con unos harapos que no sabía de dónde habían salido. Y ella era realmente un tanto puritana para mostrarse casi desnuda en un lugar que no conocía de nada.  Conforme pasaban los minutos y se iba haciendo al lugar donde se encontraba pudo darse cuenta que no estaba sola, que había otras mujeres como ella allí recluidas, pero cuando trató de comunicarse con ellas no pudo emitir sonido alguno, por lo tanto tampoco podía hablar. Hizo recapitulación de observaciones: estaba en una celda con otras mujeres que, como ella, iban apenas tapadas por harapos en sus partes íntimas.
EL DILEMA DE MARÍA María, una mujer de cincuenta y cuatro años, que no aparentaba su edad en las facciones de su hermoso rostro, sin apenas arrugas que las descalificaran, atractiva todavía, o eso pensaba ella, de estatura más bien baja, entró en la consulta del endocrino. Vestía unas botas de tacón altas, pantalón vaquero, blusa blanca con escote pronunciado y sus gafas de sol, Pepe Jeans, coloc adas a modo de pasador en el pelo castaño, sujetándose la caída del mismo sobre la cara. -Buenos días-saludó ella educadamente. -Buenos días María-respondió el médico-¿Qué tal estamos? -Pues ya lo ve. Desde la última vez que vine he vuelto a perder tres kilos de peso. La última vez que estuvo fue hacía quince días. Había acudido al endocrino remitida por su médico de familia. Desde hacía un mes aproximadamente había perdido el apetito y andaba perdiendo peso a pasos agigantados. El médico no quiso asustarla, pero temía que aquello que le pasaba a María, una paciente que nunca se había puesto m
SINFONÍA PARA ORQUESTA Los espectadores remueven sus nerviosas figuras en los asientos. Y ahí, por un costado del escenario, aparece el hombre del frac. El público hace un respetuoso silencio tras aplausos ante su comparecencia, los músicos dejan de afinar sus instrumentos. ¡El silencio se hace dueño de la sala.! El director, respetuosamente, saluda al respetable, (válgame tamaña redundancia de respeto) y girando sobre sí, dirige su gesticulación a la orquesta, silente, inmóvil, esperando, la cual mantiene su espectante figura. Levanta ambas manos y la música, cual mosaico de concatenaciones comienza a fluir por el recinto acústico. Las luces pasan a envolver tan sólo a la orquesta, donde el director pone semblante de agrado, aunque el público no lo vea, mientras con la vara y su mano libre no cesa en movimientos, cualquiera diría alocados, de manejar a los musicales ejecutores, ¿suena ahora un clarinete, o una flauta, tal vez un violonchelo, o un violín? Cuando termina la
11M, DOCE AÑOS DE UN ATENTADO Hoy es el día, hoy es el aniversario del atentado terrorista más trágico de la historia de España. La mentira, la manipulación rodeó a ciertos informantes gubernamentales y de cierta prensa aquel día y los siguientes, hasta que fueron desmentidos por los hechos. De aquellos vagones de tren, donde cientos, miles de personas acudían a sus puestos de trabajo todos los días, pero aquel en particular, porque aquel día pasó algo fuera de lo común, de a quella chatarra amalgamada, del fuego que la envolvía, del polvo que levanta la pólvora al estallar, sólo se veían zombies moverse sin rumbo, en un ansia de buscar seres queridos que no encontraban y tal vez cuando los encontraron no fue como habrían deseado, de encontrar a quien los abrazara, de alguien que quisiera curar sus sangrantes y siniestras heridas, de alguien que simplemente les diera un poco de cariño. ¡Dolor! ¡Miserias! ¡Desolación! ¡Muerte! Gritos, sangre derramada, ojos que no veían, ciegos,
ESPERAS EN LA OSCURIDAD En la serena indulgencia que el oscuro páramo alumbra, sólo un canto de buho lo impregna del cándor sacro y la santidfad, se alzan las palabras tienas, en intérvalos de caricias, en homenajes de besos, en miradas de tiernas delicias. Se someten ellos, deshabitados de los harapos, para moistrarse en la desnudez hipócrita donde la mentira no engaña, en los confines de su compañía, la solitaria quietud de la agonía de embestirse cuerpo a cuerpo. ¿La agonía los acompaña? Las espinas de los rosales siembran la tierra de su sangre, el dolor del ultraje de estar, y el de no estar, ¡navegantes!, en mil bosques de oropeles. De entre las flores, rotas, mariposas recogen su polen para sembrarlo en el silencio. Clama la lluvia un trofeo, se resquebraja el rayo, azota la tormenta los cuerpos, la divina comedia del amor, donde sus estelares papeles mojan letreros de tinta, las huellas delatan la búsqueda, el camino marca la ruta. LUIS DE DIEGO AGUILA
DIALOGO CON UNA PROSTITUTA Siempre lo había deseado, desde que estuvo la primera vez en una casa de mujeres fáciles. El era joven, aun no había cumplido los veinte años...cuando fue con un amigo a una barra americana. Fue impactante conocer aquel submundo...tan lleno de mujeres de apariencia fácil y sin embargo sabiendo que eran mujeres, como otra cualquiera, con sus sentimientos, con una familia, caso de tenerla, capaces de amar y odiar como cualquier otro ser humano. No era un cotidiano de aquellos lugares. Ni siquiera eran sitios que le atrajeran especialmente. Pensaba que allí no podría encontrar nada que le interesara, ni siquiera un rato de sexo fácil. Su forma de ser no admitía eso, ni tan siquiera lo comprendía. Pero aquel día todo iba a ser diferente. Había estado comiendo con unos amigos y se encartó ir a un prostíbulo, en especial porque uno de ellos propuso pagar una copa en aquel lugar. Llegaron a media tarde, pasadas las seis. Solo él sabía donde estaba aquel lug
EL TELEFONO Cuando el teléfono sonó en aquella habitación de hotel barato, tal vez una fonda, un hostal, habitación pequeña al fin y al cabo, de reducidas dimensiones y con una mesita y una cama por todo mobiliario, aparte de un pequeño armario donde poder guardar la ropa y un televisor colgado del techo con bastante antiguedad, según pudo deducir al verlo y por sus características. Buenos, pues cuando el teléfono sonó, a ver si conseguimos salir de esta situación el hombre  que poblaba aquella reducida habitación se sobresaltó. Pareció cogerle de improviso el sonido del mismo y sin embargo ya llevaba varias horas esperando aquella llamada. -Diga-el sonido de su voz resultó grave, impñasible, como quien no parece tener sentimiento alguno, y quedó a la escucha del mensaje que iba a recibir. Escuchó durante un largo rato, tal vez fueran varios minutos, él no podría recordarlo tiempo más tarde al ser requerido al respecto. Cuando la voz, que parecía áspera e irritada al otro lado
SOMNOLENCIA El sueño comienza a maltratar a mis cavilaciones. Porque esta noche no puedo dormir. Mejor dicho no debo. El hijo de mi mejor amigo ha estado unos días en mi casa, pasando sus vacaciones y su vuelo de regreso, vive en otra ciudad, sale muy temprano, se tiene que embarcar a las seis y cuarto de la mañana, por tanto he tomado la decisión, tal vez torpe, de no dormir y esperar a que se marche para acostarme. No es algo que suela hacer demasiadas veces, lo de acostarm e cuando ya casi está amaneciendo. Pero reconozco que si suelo trasnochar hasta relativas altas horas de la madrugada. Es lo que tiene no tener ya que levantarte temprano al toque de diana del despertador para no llegar tarde al trabajo. Sólo cuando noto que el sueño me comienza a vencer, que suele ser todos los días sobre la misma hora, me voy rimbombante a la cama. Pero volvamos al inicio de esta historia. Tengo sueño y sé que no puede dormir. No sé que hacer: me podría tomar un vaso de agua, pero
XY EFECTOS EXTRAÑOS Se llama León y ha llegado a la mitad de su vida, aproximadamente, claro. Él aspira a vivir muchos años. Su niñez no fue normal. No era el típico niño al que le gustaba jugar a la pelota, al fútbol o a los juegos más o menos violentos que jugaban los niños en aquella época, ausentes aun de plays Station, de X-Box y viedeo juegos con su cierta dosis de violencia. No, a él le gustaba jugar con las muñecas Barbie que su hermana coleccionaba sin hacerles demasiado caso. Él no sabía que tenía un problema hasta que no llegó a su adolescencia. En ese momento en que se descubren las verdades de la vida se le presentaban ante su vista situaciones que sabía que no eran las lógicas y normales que veía en todos sus compañeros de instituto. A León no le gustaban las mujeres y cuando se hablaba de sexo sólo sentía atracción por los hombres. Ella es Julia, también está entrando en la madurez. Ya no es una niña, lo sabe, pero no es tan mayor como para sentir que ya no es a
BURBUJA CERCANA Cuando la noche se va convirtiendo en eco de sueños, respiraciones que se apagan, murmullos que viven del engaño al silencio, avariciosos cuerpos que se recrean en el arte de amarse, entonces, sólo entonces, el sueño es el amo de los sentimientos. Los ríos incrementan sus cauces de flujos, los torrentes de vida que se mueven a golpe de vaivén marinero, de flexibles compases de bailes y acompasadas y rítmicas melodías que invitan a soñar, a amar, a vivir, sudan  el placer dado. En esos instantes, donde sólo la oscuridad ve, cuando los cuerpos se rozan, los gatos maullan la llamada del sexo, la sonrisa invade al hombre y la mujer, la grosera mirada del deseo, la flecha que Cupido lanzó y se clavó en los corazones, el ángel del infierno que vislumbra lascivia, que silencia el mar, que manda alumnbrar a la luna los cuerpos desvestidos, que refriega su sexo en busca de lo perdido, envuelto en sudores de dolor, clama su discurso sordo. La ciudad duerme. El silen
EL RELAMPAGO DE LA ETERNIDAD Se abre el cielo, las negras nubes dejan lugar al amarillo fuego del amanecer. Largos y solaces alargan sus cadenas brazos candentes. El negro se camufla en extensiones de azul, intenso y eterno, lividinoso, escurridizo, trapecista sin cuerdas del amanecer dorado. Entretelas de espuma gotean las orillas, mansas en la calma. El vínculo se recrea, dócil, errante, presto, al donaire de su luz entre cobardes oscuros, la manta que transpira flores de primavera. Las lágrimas se derraman en copiosas lluvias. Opacos, turbios, llorosos los ojos se desorbitan, así fluye el relámpago, hasta cicatrizar el pánico, la efímera sonrisa de la vida, el supremo grito de libertad, el aullido que precede a la explosión de la vida. LUIS DE DIEGO AGUILA
LA MIRADA PERDIDA Despierta el día y se abre la mirada. Ojos somnolientos, legañosos, ávidos de vida observan con afán de vida  la ttransmutación de la noche en día. Se levantan los borrones del sueño, las moscas que aletean el dormir para trocarlo en mástiles de marionetas. ¡Ahora ya si! La mirada ya no repara en nubes, en noche, en bálsamos que cierran los ojos y muestran los sueños que mueren en la oscuridad. ¿Dónde muere la noche y renace el día? Se apoltrona la vista en mágicos ojos que todo lo ven y todo lo expresan. Sobre refinadas y desvestidas figuras se pasean los ojos vidriosos, la carne llamativa y tersa, ¡la belleza! El corto recorrido del deseo y el sexo que maulla, cual gato perezoso, el deseo contenido, las formas tibias y los labios que se juntan en deseosos besos. La noche confunde. Los ojos se cierran, ¿es la muerte que llega? O es solo el preludio de la vida eterna, la que espera un mañana que renacerá al abrir los ojos, el cándor de
VUELOS VIAJEROS ¿Las habéis visto? Volaban libres, valientes. ¿Véis su viaje agotador? Desde la nada al todo, vaivenes de tierra y mar que siembran de alegrías. ¿Conocéis su sexo, su amor? Se besan en secretos actos, se aman en el silencio del vuelo y dejan que sus alas sean llevadas por un camino que desconocen de conocido y reconocido. ¡Vuelan!, sin pudor ni miedos. Sus ojos ven mares de todos los colores del arco iris, conocen tierras perdidas, conocen tierras deshechas, conocen la paz y la guerra y sin querer combatir mueren. ¡Vuelan! ¡Atraviesan continentes! Dejan restos en estelas invisibles que atraviesan el sonido. ¿Aún no los habéis visto? ¡Dejadlos! Ellos os encontrarán en el resplandor de la tormenta. Las sinuosas curvas de la vida los atraparán en trampas mortales, y los matarifes cumplirán el trabajo encomendado: ¡matar! LUIS DE DIEGO AGUILA
LA CITA                                                      A Manuel Moya  No recuerdo como llegamos a encontrarnos. Los caminos del señor son inexcrutables reza en algún lugar.Es cierto. Creo recordar que llegué a sus escritos a través de amigos de amigos. Digamos que teníamos amigos en común a los que también les gusta escribir y que nos hizo coincidir en algun momento de mi vida por Facebook. Tampoco sabría explicar porque le pedí la amistad. Supongo que al leer las cosas que publicaba me gustaron y eso me animó a hacerlo. Me sorprendió que me la diera, eso si lo debo de decir y me sorprendió porque un hombre, un escritor de reconocimiento a nivel autonómico y nacional como él le diera la amistad a un simple aprendiz de escribidor como yo decía mucho en su favor y de su persona.  Durante un largo tiempo nos hemos leído, nos hemos comentado escritos y he ido aprendiendo de quien sabe enseñar. No es el único maestro que tengo, pero algún otro lo tengo al otro lado del charco y