XY EFECTOS EXTRAÑOS

Se llama León y ha llegado a la mitad de su vida, aproximadamente, claro. Él aspira a vivir muchos años. Su niñez no fue normal. No era el típico niño al que le gustaba jugar a la pelota, al fútbol o a los juegos más o menos violentos que jugaban los niños en aquella época, ausentes aun de plays Station, de X-Box y viedeo juegos con su cierta dosis de violencia. No, a él le gustaba jugar con las muñecas Barbie que su hermana coleccionaba sin hacerles demasiado caso. Él no sabía que tenía un problema hasta que no llegó a su adolescencia. En ese momento en que se descubren las verdades de la vida se le presentaban ante su vista situaciones que sabía que no eran las lógicas y normales que veía en todos sus compañeros de instituto. A León no le gustaban las mujeres y cuando se hablaba de sexo sólo sentía atracción por los hombres.

Ella es Julia, también está entrando en la madurez. Ya no es una niña, lo sabe, pero no es tan mayor como para sentir que ya no es atractiva. Su niñez consistió en correr detrás de un balón como una posesa, en pegarse con cualquier niño que se atreviera a meterse con ella y llegar, raro era el día quie no sucedía, llena de moratones en brazos y piernas. Ella tampoco había conocido los juegos que los niños de hoy suelen tener en sus casas. Su infancia fue en la calle, corriendo y saltando, pero se diferenciaba de las otras niñas en que a ella no le gustaba jugar a saltar a la comba y otros juegos de niñas del tiempo. Cuando llegó a su adolescencia, cuando sintió que su cuerpo se desarrollaba, como el resto de sus compañeras de colegio y se convertía en una mujer, comprendió que se sentía atraída por los cuerpos de mujer, los cuales podía observar en el vestuario, al cambiarse los días que tenían gimnasia o en verano cuando junto a su hermano y sus padres iban a la playa.

León y Julia son hermanos. Comparten una situación extraña: ambos son homosexuales en un momento de cambio en la sociedad. Antes, hace no tantos años, tenían que ocultar su condición sexual. Ahora no,. ahora ya pueden hacer gala de su condición sin tener que ocultarse. La vida no los ha tratado bien, la familia tampoco. El disgusto de sus padres fue enorme, personas ya entradas en años, que tenían unos inicios humildes, sus abuelos fueron pobres y sus padres habían conocido el hambre tras la guerra española, no fueron capaces de aceptar que sus dos hijos eran "raros". Obviamente sus amigos en el instituto eran contados y casi todos les dieron la espalda cuando fueron averiguando su homosexualidad. Sólo un par de ellos les han sido fieles hasta hoy.

León ha conseguido, parece, encaminar su vida. Trabaja como ATS en la sanidad pública. Recientemente, tal vez unos meses acaso, ha comenzado a tener una relación estable con otro hombre. Su vida ha sido una sucesión de amores y desamores sin sentido, donde el sexo parecía ser lo único que las en caminaba, terminando en tormentosas explosiones de gritos y portazos de salida sin fin. En cambio Julia, asistente en un bufete de abogados prestigioso, lleva conviviendo con Concha más dce diez años. Entre ambas, como entre cualquier pareja hay sus días buenos y menos buenos, pero se complementan y son capaces de superar cualquier contingencia que la vida ponga en su camino. Aun a pesar de sentirse bella, Julia sería incapaz de engañar a su pareja. Ellos, León y Julia, se entienden bien, se quiieren. Su único problema fue de genética, un extraño problema genético.


LUIS DE DIEGO AGUILA

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