MAR

Ayer te abandoné
dejándote bien acompañado,
hasta dentro de un tiempo,
cuando por fin,
nos volvamos a encontrar,
en el mismo lugar,
bajo el justo sol
del tórrido verano.

Mar, tus aguas
seguían tranquilas,
siquiera quisieron
despedirse de mí,
alzando su oleaje
¡como si de manos
abiertas se tratara!

Mar azul y templado
¡como adoro tus caricias!
suaves en mis pantorrillas,
abrazándolas sin pudor,
gotenado aguua salobre
que se extiende por mi cuerpo
sin tener ningún temor.

En la memoria perdurará
tu recuerdo plateado
de aguas sin fín,
extendiéndose a lo lejos
sin fisuras que ver
,salvo las velas lejanas
de un blanco color.

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