INSTINTO ANIMAL

INSTINTO ANIMAL
El rugido resuena como una alarma,
potente voz que hiere con su sonido,
el drama que ahoga vidas en un rio
que fluye caudaloso, pleno de remansos
y puñales dispuestos a herir de muerte
a los peregrinos inocentes, creyentes
de quienes sienten el poder de la jungla.
La manzana ofrecida por la serpiente
llevaba su veneno, lascivo, sensual,
humeantes huellas de conchas rotas
en aquelarres de primaveras estrelladas.
En el bosque las brujas danzan desnudas
y los hombres son tiernos corderos
en estruendosas manadas en estampida.
El búfalo no perdona al león,
el león persigue al búfalo y lo acosa,
mientras las hienas, risueñas y felices,
se sientan a esperar y degustar el festín.
En el árbol el leopardo se agazapa
con instinto de voyeur, tras la cerradura
de las altas ramas y la sombra del sol.
El cocodrilo nada, acechante, en el río.
Sabe que su comida está en camino
y más tarde o más temprano cruzará
sus dominios, donde el milagro
de los panes y los peces no cesará
en días de intensos calores.
El instinto animal nunca falla.
LUIS DE DIEGO ÁGUILA

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